jueves, 27 de enero de 2011

Las mentiras de Mondrian

Éste es un hecho que siempre me ha fascinado. Los que me conocéis estáis hartos de oírme hablar de Mondrian. Y no es que me pase el día alabando su composición y colorido, sino que me gusta dejar patente un tema que el mundillo del arte, incluido Museo Coconut, cuyos productores me consta que evitan el tema, entierra e intenta hacer olvidar con espectaculares noticias sobre nuevos descubrimientos o pujas desorbitadas por obras maestras. El hecho es el siguiente: Mondrian se dejaba mentiras.

Sí, eso que en parvulitos era un pecado y debía ser evitado a toda costa era práctica habitual del maestro francés. Antes mis habituales disertaciones sobre el asunto eran rápidamente atribuidas a un cierto estado de embriaguez o locura por mi parte. No negaré que sólo cuando me bebo unas cerves me atrevo a hablar y denunciar tamaña afrenta, pero es que la cosa es grave. Ahora, en 2011 y con las nuevas tecnologías, puedo demostrar mi argumento y así desenmascarar una de las grandes leyendas urbanas de ese timo que muchas veces es el Arte. Comprobadlo vosotros mismos en la imagen que se muestra a continuación.


Soy consciente del terremoto que esto va a causar y del peligro que corro con este post. De hecho, he quedado con Julian Assange a tomar unas cañas para que me explique qué tal está eso de ser un fugitivo buscado por ciertos poderes fácticos. Lo sé, mi vida no volverá a ser igual. Esto me acarreará fama. Nuestros discos se venderán como churros pero a la vez correré graves peligros. Me da lo mismo, tenía que levantarme y gritar. Os invito a hacer lo mismo. Estéis donde estéis leyendo esto, levantaos y gritad. Literalmente. Me sentiré orgulloso. Si luego alguien os pregunta podéis decir que os ha picado una araña o algo, no importa, el gesto quedará imperecedero en vuestra memoria como el día que os rebelasteis al sistema. Enhorabuena.

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